Querer hacer de todo y no hacer nada
No poder concentrarse y tener el cerebro comido por TikTok
Ando con un bloqueo importantísimo.
Me encanta escribir libros. Es mi pasatiempo favorito. Inventar una historia, crear personajes diferentes, darles vida a través de la mía, buscar información constantemente, aplicarla a sus contextos… Es hacer vida, al fin y al cabo, una que quizás no tengamos la oportunidad de vivir, pero sí de crear.
Y, últimamente, no puedo.
Tengo ideas, muchas, guardadas, casi apiladas, en el cajón en el que se ha convertido mi libreta de escritora. Y ahí llevan tiempo, alrededor de medio año, dirigía yo. Cogen polvo, no hacen nada más. Van y vienen a veces, se cuelan en mi recuerdo momentáneamente, para torturarme y volver a desaparecer.
El bloqueo no solo inquiere la falta de ideas o el no saber avanzar. Bloqueo también es cuando eres incapaz de centrar tu atención en ese proyecto, porque no es sólido, porque está empezando, porque tienes muchas más ideas que no sabes si serán mejores… Y, al final, nos quedamos pensando tanto en lo que podría ser, que terminamos por no movernos del sitio.
Hoy mismo, iba a dedicarme a escribir un nuevo artículo para Substack, ya que me gusta la constancia que he cogido a subir un texto cada dos días. Y necesito algo para mañana. Pero, una pequeña chispa se ha encendido en mí y me ha susurrado “Crea un Word nuevo y redacta el inicio de esa historia que nunca escribiste”. Y yo obedezco. Lo hago. Escribo un pequeño párrafo sobre ese nuevo relato inconexo que solo existe vagamente en mi memoria y con claridad en alguna libreta.
Pero, mientras lo hacía, la voz ha vuelto, y esta vez me ha retado a abrir alguno de los documentos antiguos que tengo de historias que traté de comenzar. He ido a una y me ha parecido pésima. He ido a otra y me he puesto a editarla. Estaba contenta, entonces he obedecido de verdad y he abierto el Word correspondiente para escribir el próximo capitulo. Han bastado cuatro palabras para ponerme a pensar en aquella historia que dejé a medias en mi adolescencia y que siempre había querido retomar.
¿Esto os parece normal? ¿Qué es, autosabotaje?
Entonces he llegado a la conclusión que no podré escribir nada hasta que decida QUÉ quiero escribir. Hasta que escoja una historia y haga desaparecer momentáneamente todas las demás. El momento en el que me centre, en el que todas mis búsquedas en la red, mis fotos guardadas y notas tomadas giren alrededor de esa historia. De su época, de sus lugares y de sus protagonistas. Hasta que no vuelva a sumergirme, no podré volver a escribir una historia.
Y es que nos estamos acostumbrando demasiado a hacer todo a medias. A hacer un poquito y, al final, no hacer nada. Es como documentarse de algo a través de TikTok, si solo ves la punta del iceberg y no indagas al respecto, reamente, ¿Qué has hecho? ¿Aprender un fact que soltarás un par de veces hasta olvidar? No quiero ser esto en lo que me estoy convirtiendo. En una conformista, en una víctima del scrolling, de atención no sostenida, de no poder permanecer demasiado tiempo con la misma información.
Quiero ir a todas partes, recorrer cada playa, aprender de cada océano. Y eso no se puede hacer sin tocar el agua. Sin sumergirse en sus adentros, sin saber lo que allí habita o que tesoros lleva su oleaje hasta la orilla. No podemos quedarnos siempre de pie mirando olas que van y vienen, sin fundirnos con ellas y aprender de todo lo que arrastran.
Estoy cansada de esta era tan veloz, en la que todo ocurre en cuestión de segundos y pierde el valor con la misma rapidez. Yo quiero poder volver a dedicarle tiempo a las cosas. Sentarme más de diez minutos a escribir. Poder continuar historias infinitas, no perder el foco.
Y voy a luchar por conseguirlo, porque, si algo echo de menos de quien he sido, es ser esa muchachita que podía pasar sus días libres escribiendo sin cesar. Empalmando capítulos hasta que las palabras perdían el sentido y los ojos se me cerraban. Echo de menos esa satisfacción de echar la vista atrás y ver todo lo que has avanzado, de ver como crece el número en el conteo de palabras, la tristeza de ver que la historia llega a su fin, la alegría por la evolución de los personajes.
Y voy a trabajar en ello, porque, si algo me da vida, es escribir, y si hay una forma en la que quiero rechazar planes, es porque quiero volver a preferir pasar horas escribiendo a lidiar con el mundo real, con la velocidad y la poca importancia.
Quiero volver a recuperar el valor de las cosas.
Dejar de hacer de todo y no llegar a nada.
Volver a hacer “poco”, y llegar muy lejos.
Jolín , k guay leerte, qué desahogo leer tu historia, para mí ha sido como seguir a un personaje de novela, me he metido en tu historia y eso que iba de no poder crear historias ;) es genial lo que decís, solo que hayas podido compartir esto es un logro inmenso y sobre todo la forma en la que lo compartes y como dice Dani las historias se va entretejiendo en la mente , en el imaginario. Ojalá no tuviéramos tanta prisa, ojalá nos calmáramos y sintiéramos de nuevo. Abrazos a los 2
Uffff! Te entiendo perfecto, yo también estoy “batallando” con uno de esos bloqueos, tratando de no abandonar el proyecto y seguir escribiendo. Y aunque hay mil ideas, a veces las palabras no quieren fluir. Recientemente leí por acá en Substack una nota que decía que aunque no escribas, el imaginar y pensar en la escena o el capítulo que sigue, es seguir trabajando en el proyecto. Y creo que eso también es importante. Entonces decidí que no voy a forzar nada, pero seguiré imaginando lo que hacen mis personajes y la historia que viven, empapándome de lecturas e imágenes y música que creo que forman parte de la historia. Y sé que en algún momento, volveré a encontrar eso que hace click para quitar ese bloqueo. A lo mejor también te sirve el tip! Un abrazo! 🫂