¿Te mereces que te escriba? Carta de despedida a una amistad
¿No podríamos terminar las amistades con una merecedora ruptura? Sin tapujos, sin sonrisas forzadas ni falsas promesas. No quiero que me mientan a la cara. No quiero perder el tiempo ni que me quites
¿Le he dejado de gustar? ¿De interesar? ¿He cambiado demasiado? ¿Lo ha hecho ella? ¿habré sido muy insistente? ¿O muy pasota? ¿Hay algo que no le dije? ¿Tal vez me pasé hablando? ¿Se ha cansado de mí?
Perdón si de mí te di demasiado,
Incapaz de comprender,
Que en ti ya no quedase ilusión por descubrir.
Hace relativamente poco, porque esto no deja de ser un proceso arduo, descubrí como una amistad de hace algunos años empezaba a desvanecerse…
No es la primera vez que pierdo una relación. Siempre envidiaré a las chicas sin dificultades sociales en su adolescencia, pero ese no ha sido mi caso. Quizás por ello es por lo que tanto valoro y cuido cuando logro conectar con alguien. Y ella ha sido una de esas personas especiales que han cubierto estos primeros años de adultez.
Pero, esta vez sí será la primera en la que, aun pudiendo observar cómo se marchita la relación, he decidido no luchar. No seré yo la que trate de evitar un destino ya escogido. Aceptaré que ya no es nuestro momento. Ya no somos compatibles, o lo que sea, pero sin dramas de por medio.
Pero, a la vez, es la “ruptura” que más enfado y decepción me está causando.
¿Porqué? No ha habido discusiones ni malentendidos, ni siquiera un distanciamiento físico, ni terceras personas (que yo quiera pensar).
Me resulta entonces cierto despecho. Una mistad que valoraba, a la cual le guardaba mucho cariño que apreciaba con ojos de prosperidad. En cambio, ella, no ha visto nada más. Y eso me cabrea. No ha valorado nada de lo que había. De lo que ya existía, que era todo suyo sin apenas esfuerzos. ¿No habrá sido suficiente? ¿Solo habré sido una pasajera diversión?
Me duele, entonces, porque no le he importado. No le ha visto sentido a respetar mis límites. No le han gustado mis cambios o mi evolución como persona. No le ha interesado conocerme. Ya no le aprovecha acompañarnos en el proceso. Y me jode que lo haya hecho en silencio. Paulatinamente. Similar al tiempo y a la distancia que tantas relaciones separan, pero viéndonos a diario. Solo que cada día con menor amor y más falta de interés.
Nunca he escuchada nada al respecto de “conversación para romper una amistad”, como en las parejas se hace. Al menos ellas tienen su charla. Un cierre… Creo que es mucho más fácil discutir y ponerle punto final. Hablarlo y ya. Es más valiente comunicar. Aunque, más importante considere luchar por lo que a uno le importa. Pero tampoco había oído hablar sobre el dolor que se siente al verla marchitar.
Soy plenamente consciente de que, cuando nuestros caminos se separen, que no será mucho más tarde que en un año, no nos volveremos a hablar. No me llegaran sus mensajes como antes, porque ahora tampoco me llegan, ni aun cuando llevo días esperando una respuesta… Pero esta consciencia me arde más que una ruptura digna.¿No merecemos, como amigas, una explicación? Poder comprender si es que fallamos en algún momento o, simplemente, su concepción cambió. Si éramos los que no merecían de su amistad, o éramos nosotros de demasiado valor emocional para ellos.
Sea cual haya sido su proceso, el que me toca respetar, yo también he aprendido el mío. Y no solo trata de no buscar a aquellos que se van, que aquí escribiendo me dejan. Sino de tampoco dejarse ser buscada. No me permito volver a caer. Dejarme ilusionar, repetir errores. Siempre he sido muy fácil para ello. Y, créeme, pocas veces es el momento equivocado, esas son historias verdaderamente tristes. Porque, de normal, son las personas las equivocadas. Los momentos se construyen y manipulan. A las personas no se les debe.
Y, mira, al menos estoy cerrando mi etapa. No se me quedará una herida abierta. No otra. Y, aunque escriba desde la rabia, aunque te vuelva a ver… de nuestra amistad aquí me despido. Y ha estado bien, créeme. Me he divertido mucho. En el inicio de mi vida adulta siempre existirás. Y yo guardaré el recuerdo de lo que fuimos. De todo lo que reímos y como crecimos juntas. Y, sí, es mejor cerrar aquí, que tener que ponerme triste al recordar como una persona valoró tan poco mi amistad.
Y, ahora que me toca ser egoísta a mí, mi enfado sabe mucho menos fuerte y tu recuerdo ya duele un poco menos.
Le damos el valor a los demás que creemos que merecen.
Lo que te dan no es más que mera perspectiva. Algo subjetivo.
Tú, que te ves desde dentro, objetiva y sin tapujos: decide tu valor.
Me surgen también ahora muchas dudas sobre la amistad y las personas, porque yo solo sigo aprendiendo:
- ¿Serán tantas las personas, incluso de mayores, incapaces de tener amigos y pareja al mismo tiempo?
- ¿Es necesario que siempre exista un enemigo común para sostener la amistad? ¿Son necesarios los conflictos?
- ¿Qué se debe aportar más que compañía, amor y buenos ratos?
- ¿Las muestras de diferencias intelectuales desagradan en vez de causar admiración? ¿Los grupos de amigos se basan en un similar CI? (Duda de psicóloga, jeje)
- ¿Tan importantes son las ideas políticas para seguir siendo amigos, si ya lo eráis de antes de saber vuestras diferencias?
- ¿Por qué no gustan las personas que ponen limites? ¿Tengo que decir “sí” a todo para caer bien?